FRANK JONS, REBELDE DEL COLOR
Principales influencias : Estève, Poliakoff, Kandinsky, De Staël
Tras estudiar Económicas y trabajar durante 7 años como tesorero de una empresa, mi afición nocturna de pintar acabó por convertirse en una necesidad vital. El punto de inflexión fue una animada discusión con un director de recursos humanos que hizo que me decidiera a ser libre... y ¡que pasase lo que tuviera que pasar! Así, que en otras palabras, mi carrera como pintor tardó un poco.
Empecé con pasteles sobre papel, porque era una opción económica que me ofrecía la posibilidad de crear con total libertad. Me tropecé con unas pinturas al óleo que me habían regalado unas Navidades y comencé a pintar al modo clásico con un caballete. Pero me sentía muy frustrado por no sentir el mismo ímpetu que sentía al dibujar con pasteles. Estaba buscando otra forma de pintar, cuando el tubo, utilizado como pincel, se convirtió en una extension de la mano, con la libertad de usar el óleo como el pastel, cambiando de uno a otro sin tener que pensar en nada más que en la creación en sí misma.
El soporte entonces descendió al suelo. El óleo se vio reemplazado por pintura acrílica y pigmentos. Empecé a pintar en cartón que fijaba a viejos palés que encontraba por la ciudad. Me llevó muchos años y un viaje de 8 meses por los Estados Unidos en una caravana el pintar definitivamente sobre el suelo y con acrílico.
Al crear por las noches, me di cuenta que necesitaba un poco de energía extra para llevar mi pintura a un nuevo nivel. Y la respuesta fue la música: rock, eléctrica, indie, muy alta, como guía y catalizadora emocional. No escucho la misma música cuando preparo los bastidores que cuando pinto.
Del modo en que yo lo veo, reflejar la música es como entrar en trance de manera que la mente y el cuerpo están totalmente liberados y pueden catapultarse todas las emociones en el lienzo. No hay borrador ni preparación mental. Lo que cuenta es el instinto, el descubrimiento, la sorpresa, el accidente.
Es un combate físico en el sentido estricto del término, una batalla constante en la que se juntan y enfrentan rabia, ternura, tristeza, amor y alegría. La música está alta. En la misma pista, acaba por afectarme. Estoy por encima de la pintura, la rodeo, me convierto en uno con ella.
Una pintura hecha de concentración y fluidez, pero también de contradicción: entre la energía de los primeros instantes y la calma de la madurez, entre la pasión de los sentimientos y el sentimiento de paz que viene después, entre la violencia del caos y la suavidad del amor. Es la historia de mi confusion interna.
Frank Jons, Marzo 2012
Puede que los fans de la pintura alegre de Frank Jons estén sorprendidos e incluso un poco incómodos ante sus obras más recientes expuestas en el Espace Corniche de la Galería Nosbaum & Reding Gallery.
Efectivamente, Jons, el gran colorista, da más libertad a la materia. El color se libera totalmente en rayas gigantes que recuerdan una cascada de tonos ácidos. Esta autonomía y energía gestural ha ido germinando durante varios años en su obra. Al trabajar con pastillas y filamentos, y al subdividir el campo pictórico, Frank Jons estaba expresando esta energía y también su maestría formal.
Hoy, en los ambiciosos formatos en los que es más expresivo, el pintor nos enseña la paradoja de su producción. El cromatismo es atractivo, algunos dirán decorativo, y siempre lleno de frescura. Pero por debajo de este barniz inicial, que muy pronto se agrieta, hay algo extremadamente profundo y sensible.
Frank Jons, el rebelde del color, convierte sus lienzos en su diario personal en el que grita e inmortaliza su idea de amor, su rabia, sus arranques de melancolía, su insastifacción ante el proceso creativo que a veces le preocupa. Sumergido por una necesidad inexorable de explorar y expresar sus secretos más profundos, surfea en la ola de la inspiración, se regocija en ese trance, y usa el color como vector.
El resultado es una pintura instintiva que irrumpe con energía y refleja perfectamente la independencia de su creador desde el punto de vista artístico.
Con ese look de eterno adolescente con estilo, Frank Jons puede parecer un tanto desprecoupado. Esta exposición nos permite descubrir esa poco conocida faceta de su personalidad: su madurez. Frank Jons dota a su obra de atmósferas diversas, realzando su comprensión a través de los títulos.
Así que, no podemos más que ver esta obra como una representación de la experiencia del artista. En total intimidad, el pintor se revela a sí mismo, como bajo una capa de modestia, con parsimonia e inteligencia.
Nathalie Becker,periodista
Exposición en Galería Nosbaum & Reding, 2010
La frescura en las pinturas de Frank Jons es lo que nos sorprende, probablemente debido al generoso uso del color. Podemos encontrar rápidamente paralelismos en la historia del arte, y también en obras actuales de la calle. Este vasto dominio, en el que la independencia artística aparece a través de la expresión gestual, abre una multitud de interpretaciones. Las rayas de color –que, en su acumulación, forman la composición de la imagen- pueden parecer arbitrarias, pero según miramos estas pinturas, podemos entender la maestría formal en la obra de Frank Jons. Cada pintura transmite una atmósfera diferente y a menudo el artista subraya esta particularidad en la elección de sus títulos. Es una forma de recrear un vínculo íntimo con su experiencia vital.
Alex Reding, Galería Nosbaum & Reding
